Me perdía
en mi soledad, o con ella
esperando
no sé el qué, ni a quién,
o sí.
Volvía sin encontrarme,
sin que me buscaran,
y de nuevo me perdía,
en un bucle tan dañino
que ni yo misma
era consciente del daño,
y de repente,
tú
te diste cuenta de mi desastre
y te perdiste para encontrarme,
y me quedé.
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