Quizás esté enamorada
la idea del amor,
y aún no me haya enamorado.
O quizás si, yo que sé.
Las contradicciones a veces son maravillosas.
Quizás no me enamoré de ti,
pero si de la idea tan maravillosa que resultaba
poder quererte.
Te quise, y de qué manera.
Te quise como nunca he querido a nadie.
Te quise de la forma que no merecías.
Te quise por los dos.
Te quise, hasta dejar de quererme.
Te quise, pero el pasado
predomina en estas letras y
el presente ya no significas tú
y el futuro, será sin ti.
Cuando quieres y no te quieren
dejas de pensar en ti misma,
te olvidas de quién eres.
Te centras en ese amor,
como si pudieras lograr que la otra persona
lo sienta.
Y fracasé,
vivía de recuerdos que ni siquiera habíamos vivido.
Me gustaba imaginarnos,
y qué bonita resultaba la idea
de que me quisieras.
Jamás lo hiciste.
El tiempo
y tu ausencia
jugaron en mi favor.
Y me quiero,
más de lo que un día pude llegar a quererte.
Cada día se rompe(n) un corazón,
pero esta vez,
no será el mío,
y tú
no serás el culpable.