miércoles, 6 de enero de 2016

¡Bang!

Toma mi pistola,
la dejo en tus manos,
tienes el poder de usarla 
o guardarla,
haz lo que quieras con ella,
al fin y al cabo tú ya tenías mi alma.

Dispara,
yo corro tras la bala.

Me gusta jugar con el peligro
y enredarme con la oscuridad de nuestro abismo,
hacerle muecas a la muerte
y sonreírle al demonio.

Qué importa exponerse
si ya la bala de tu corazón,
atravesó mi cabeza.

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