jueves, 14 de mayo de 2015

Almas encontradas

Eres mi hogar, 
porque qué más da ya un techo,
si te tengo para resguardarme.

Eres mi casualidad más preciada.

Es curioso 
cómo puedes descifrarme con tanta facilidad, 
cuando ni siquiera soy capaz de comprenderme, 
cómo resuelves un puzzle al que creía que le faltaban piezas.

No se me da bien contar cómo se siente ser yo, 
pero es que contigo todo es más fácil.

Lo que no decimos es lo que de verdad duele, 
por eso hoy no quiero callarme,
aunque ya eso ni siquiera importa,
tú consigues que siempre quiera expresarme.

Hay algo que no puedo remediar y es tener una
necesidad imbatible de que tus palabras 
se acerquen a las mías.
Porque desde que me hablas,
la verdad ya no duele tanto.

Sé que harías lo que hiciera falta para quitarme
los miedos, 
y ponerme a salvo,
pero lo que no sabes 
es que cuando me abrazas,
ni el mismísimo diablo podría dañarme.