Eres mi hogar,
porque qué más da ya
un techo,
si te tengo para resguardarme.
Eres mi casualidad más preciada.
Es curioso
cómo puedes
descifrarme con tanta facilidad,
cuando ni siquiera soy capaz de
comprenderme,
cómo resuelves un puzzle al que creía que le faltaban
piezas.
No se me da bien contar cómo se siente
ser yo,
pero es que contigo todo es más fácil.
Lo que no decimos es lo que de verdad
duele,
por eso hoy no quiero callarme,
aunque ya eso ni siquiera importa,
tú consigues que siempre quiera
expresarme.
Hay algo que no puedo remediar y es
tener una
necesidad imbatible de que tus palabras
se acerquen a las mías.
se acerquen a las mías.
Porque desde que me hablas,
la verdad ya no duele tanto.
Sé que harías lo que hiciera falta
para quitarme
los miedos,
y ponerme a salvo,
y ponerme a salvo,
pero lo que no sabes
es que cuando me abrazas,
ni el mismísimo diablo
podría dañarme.
es que cuando me abrazas,