La desesperación entre oleadas de
gritos
y desgarros internos;
no hay sangre,
tampoco lágrimas.
El vacío se apodera del cuerpo,
el alma acongojada
se separa,
y te busca,
desesperada,
sin esperanza.
Se percata de tu ausencia,
del preludio del sin fin de la
angustia,
y sin dudarlo,
se parte en dos,
para así llenar dos partes.
A ti,
a mí,
vacíos.
vacíos.
A nosotros,
tan completos.