Hay días que pasan de largo, uno detrás de otro, copias casi
exactas y que dejamos pasar sin darles importancia. Pero hay otros que no
siguen la cadena y rompen la monotonía, a veces para bien, a veces para mal. Lo
mismo sucede contigo, muchas cosas no me llenaban y sin embargo, tú, ocupabas
todo el vacío, hasta que un día, de esos que rompen la monotonía, te perdí y me
percaté de que no te volvería a recuperar, y me di cuenta de que la pérdida es
devastadora, no por el simple hecho de saber que te había perdido, sino por el
dolor de ser consciente de que no volvería a verte, de saber que cuando me iba
me esperabas y cuando volvía seguías ahí, y ahora me voy sin que me esperes
y vuelvo sin que estés, ahora, el vacío vuelve a su estado natural, pero con la
única constante de saber que nunca más se podrá volver a llenar.