sábado, 31 de octubre de 2015

Mitades

La desesperación entre oleadas de gritos
y desgarros internos;
no hay sangre,
tampoco lágrimas.

El vacío se apodera del cuerpo,
el alma acongojada
se separa,
y te busca,
desesperada,
sin esperanza.
Se percata de tu ausencia,
del preludio del sin fin de la angustia,
sin dudarlo,
se parte en dos,
para así llenar dos partes.

A ti,
a mí,
vacíos.

A nosotros,
tan completos.

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