domingo, 5 de octubre de 2014

Pájaros que no quieren seguir enjaulados

   Lo nuevo, lo desconocido, el miedo y la incertidumbre. Creo que todos estos sustantivos y sentimientos van tan ligados como lo está el pétalo a la flor, hasta que llega una ráfaga de viento y sale disparado rumbo hacia ninguna parte esperando ser encontrado. Este lugar en donde me encuentro descarriada, es esa flor, y yo soy ese pétalo, que espera con ansias esa ráfaga de viento que me lleve directa a ninguna parte, y es que necesito caminar, sentir, vivir, descubrir… y un largo abanico de verbos que son el preludio del más grande y perturbante de mis deseos, huir, de esta rutina desgarradora, de estos lugares monótonos y de mi misma, de esta profilaxis sentimental encarcelada en esa prisión de alta vigilancia donde a pesar de la imposibilidad sigue ideando cientos de planes para conseguir liberarse, y llegar, por fin a ese lugar donde los pájaros de mi cabeza quieren emigrar.

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