viernes, 4 de noviembre de 2016

Para mí

Escondites internos que nunca se abrirán,
entrañas desgarradas por la incertidumbre de un “por qué”,
pensamientos asesinos de sus propios miedos.

Nunca supe si era más fuerte la duda o la tristeza
de no saber si volvería o de verme marchar,
nunca supe responder ninguna de mis preguntas
ni averiguar, si quiera, el porqué de tantos por qué.

Y así transcurría todo...
las mañanas dormidas sobre mi cama gris,
las tardes rojizas enamorándose de la ausencia,
las noches amantes de la desesperación
y yo perdida intentando pedirme perdón.

Mientras, la vida me miraba desde una esquina,
de reojo, con desgana,
no sabía si era una advertencia
o me miraba como yo la miraba a ella.

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